No mires hacia abajo.
Sigue nadando, sigue nadando, nadando, nadando...
Keep going!
O lo que quieras, pero mantén el tipo.
Hay momentos en la vida que nos superan. Llega un punto en que todo lo que nos rodea, nos pasa de largo. Fiiiiuuuuuung. Y nos da 80 vueltas antes de que nosotros terminemos la primera.
Hay días que se pierden entre las pestañas. La Tierra sigue girando, pero tú no puedes seguir el ritmo. Y días en los que la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.
Así que no nos queda otra que avanzar. Seguir girando. Dejándonos llevar a veces, otras la vida nos empuja un poco en el culete para que subamos mejor la cuesta, y otras, cuando llegamos a la cima, nos da el aire frío en toda la cara y el típico ¿quién me mandaría a mí....?
Así que no nos queda otra que saltar, porque la otra opción es caerse.
Persigue tus sueños. Están al alcance aunque tú no lo creas. Cada esfuerzo tiene su recompensa y cada día que pasa, cada día que lo intentas, por muy lejos que estés de conseguirlo, estás cada vez más cerca.
No mires abajo, porque no te va a gustar. Te va a dar miedo, te vas a marear y te vas a caer, que te conozco. La cabeza bien alta, salta y...
vive, canta y sueña, siente que el viento ha sido hecho para ti...
Me quedo con lo de seguir nadando... jajaja
ResponderEliminarYo antes era una persona super agobiada con el futuro... Me repetiría si dijera lo mismo, pero ahora me he vuelto casi radical del día a día... Es decir, sigo nadando... pero a brazadas... ni siquiera pienso en largos... :p Que solo pensar en llegar al final de la piscina, también da algo de vértigo.
Muy buena reflexión :)
ResponderEliminarA veces hay que saltar para ver de lo que somos capaces, y no caernos desde el sitio hasta donde hemos conseguido llegar con nuestro esfuerzo!