martes, 17 de octubre de 2017

El compañero de habitación

Entramos en la habitación a visitar a nuestro paciente. Dentro, hay dos personas: una joven y una anciana. Sin embargo, las apariencias engañan y el de aspecto más demacrado es el joven. Al compañero de habitación la vida le ha tratado mejor a pesar de ser más añoso.

Al paciente le cuesta respirar. Tiene disnea porque se ha destrozado los pulmones fumando. El TAC revela que algo se lo está comiendo por dentro. Todavía no sabemos exactamente qué, pero no debe de ser algo bonito. Él no quiere preguntar. Está muerto de miedo. Bastante tiene con seguir respirando. Además, para complicar todavía un poquito más las cosas, no entiende bien nuestra lengua, y sus ojos huyen de nuestras preguntas, de nuestros cuidados...

Pasan los días y seguimos como al principio, sin comunicarnos. No nos da tregua. Ni una mísera pista. Le sonsacamos algún monosílabo de vez en cuando...Y de repente, una voz comienza a contarnos más cosas... frases enteras. Pero la voz viene del otro lado de la cortina. Es el compañero, que se chiva y lo niega todo. Acabáramos. Resulta que el paciente no ha hecho los deberes. Y es que cuando las cosas no van bien respirar es agotador... Le dedica una mirada de odio en agradecimiento.

Y seguimos así...él nos cuenta una cosa, y el compañero otra. Todo el mundo miente... Hasta que llega un momento que la vida toma las riendas y no hay embuste que valga. El paciente se desatura, se pone muy malito... y hasta ahí podemos leer.  
Vienen los de la UCI. Hablan los que saben y los demás escuchamos. Seis personas con bata mirando a otra con una mascarilla de oxígeno. Decidiendo si el pulgar del combate se queda hacia arriba o hacia abajo. Él sigue sin preguntar, sin querer saber... Bastante tiene con respirar.
Es una escena de las predecibles... sabes que algo malo va a pasar pero no puedes apartar la vista, no puedes impedir que suceda... ahora ya es tarde.
Se lo llevan a la UCI. Hay mucho movimiento, y ruidos que hacen clic pero nada encaja, nada está bien...Salvo que al salir el paciente levanta el brazo, se despide de su compañero, y le da las gracias.

La gratitud puede con cualquier frontera...







2 comentarios:

  1. Con un nudo en la garganta.

    Gracias por darle la importancia que se merece a un gesto tan pequeño y a la vez tan grande.

    Un besote :)

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    Respuestas
    1. Gracias por dedicarle un ratito y comentar :)
      Son historias con las que me quedo... y no puedo evitar escribir sobre ellas.
      Un besote!

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