miércoles, 5 de agosto de 2015

Experiencias en Urgencias III: Pedriatría no es lo mío



En esta última entrega sobre los casos que me  llamaron la atención en Urgencias vengo a contaros cómo, (hasta que se demuestre lo contrario), descubrí que no estoy hecha de la pasta que se necesita para ser pediatra...


Ocurrió el último día. Ese día me encontraba en las consultas de trauma con mi tutora. A esas horas no había mucho follón (aunque vi cosas muy interesantes).
Se oía a un niño llorar desconsoladamente fuera, en esos pasillos que hay entre consulta y consulta. Nosotras en ese momento no teníamos a ningún paciente en la sala, y estábamos mirando unas radiografías. 
Mi tutora me dijo que saliera para ver qué le pasaba al chico.

Era un niño de 10 años que, jugando al fútbol en un campamento de verano, se había roto el cúbito y el radio a la altura de la epífisis distal, y la fractura estaba desplazada. El enfermero intentaba tranquilizarle venga campeón, que estás aguantando muy bien. Eres un chico muy fuerte. Y el buenazo de él dejó de llorar, y seguro que le dolería hasta el alma. 

Tras la radiografía de rigor que confirmó el diagnóstico, se llamó a Traumatología. Había que operarle para volver a poner los huesos en su sitio. Yo volví con mi tutora.

Al cabo de unos minutos, volvimos a escuchar al chico en el pasillo hablando con el enfermero: 
Si me van a operar, me tendrán que dormir, ¿no?

—Si, claro.

—Y si me duermen...¿cómo me despiertan después?

—Pues con otras medicinas. Hay medicinas que te duermen y medicinas que te despiertan.

—Pero... ¿y si no me despierto?

—¡Qué cosas dices. Cómo no te vas a despertar!

—En las series hay gente que no se despierta después de la operación... —malditas series ¬¬—. ¿y si no me despierto y no vuelvo a ver a mi madre?

Su madre estaba de camino. La habían informado los del campamento y la única preocupación del muchacho era no volver a ver a su madre. Se pensaba que le iban a meter ahí en el quirófano, le iban a dormir, y no la vería más.
Nosotras, y el enfermero en el pasillo, nos reímos ante la ocurrencia del pequeño. ¡Qué cosas piensan! Mi tutora me indicó una vez más que saliese e intentara tranquilizarle.

Miré aquellos ojitos tiernos, preocupados, y le dije que esas cosas no pasaban como en las series. O no con la frecuencia que nos hacen ver. Que el estaba sano como un roble y no le iba a pasar nada grave. Que esas cosas le pasa a la gente mayor que tiene otros problemas de salud y por eso les sienta mal la anestesia. Pero que un chicarrón cómo él, que jugaba de delantero como su ídolo Cristiano Ronaldo, no se iba ni a enterar de la anestesia y volvería a ver a su madre.

Y en ese momento, al fondo del pasillo, se abrieron las puertas y apareció una mujer que andaba apresuradamente. Era ella. La madre. No corría por mantener el decoro,  pero hacía todo lo posible por salvar la distancia que le separaba de su hijo cuanto antes. Él, en cuanto la vio se echo a llorar de nuevo, pero esta vez de alivio.

Y a mi me faltó la música de fondo para no hacer lo mismo...  Se me escapó alguna lágrima, no pude contenerlo del todo.
Fue ahí, en ese momento, en el que no había pasado nada del otro mundo, en el que me di cuenta que si no soporto cuando las cosas van bien, no seré capaz de afrontarlo cuando va mal...

Si soy de las personas que lloran hasta cuando matan a los malos en las películas...

Soy una blanda, qué le vamos a hacer.



2 comentarios:

  1. jajajaja a mí de los niños me gusta su sinceridad. Si están bien están bien. Si está mal, están mal. No quieren estar malitos (hay adultos que sí... no malitos de verdad pero sí "hacerse los malitos") Quieren jugar. Y tampoco ocultan si están malitos (hay adultos que no quieren aparentar estarlo y son igual de difíciles que los primeros...)
    En algún momento me planteé la pediatría, precisamente después de unas prácticas de verano. Me gustó bastante. Luego pasaron varias cosas... primero que la teoría no terminaba de calarme... no me atraían muchísimo la patología pediátrica... y luego que hematología me encantó desde el primer segundo, así que tampoco llegó a mayores planteamientos.

    A ver qué te parece cuando rotes por ahí. Yo es que soy emotiva en muchas circunstancias aunque nunca he llegado a llorar

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  2. Decidas lo que decidas será la decisión correcta, porque será correcta para ti. Y tal y como lo dices, si sabes mostrar que te importa y que estás ahí, estarán felices de tenerte como médico!
    Un saludo :)

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